viernes, mayo 05, 2006

Herejes del copyright

Face

Los herejes del Copyright somos los herejes de una nueva religión que llevamos padeciendo desde hace demasiado tiempo.

"El derecho a buscar la verdad implica también un deber; uno no debe ocultar nada de lo que ha reconocido como verdad."
Albert Einstein.


El mundo cambia, lo que ayer era normal hoy ya no lo es, lo que hoy resulta escandaloso, mañana ya no lo será tanto. Este cambio es una de esas inmutables verdades de la vida que todos deberíamos ser capaces de aprender.

Si bien es cierto que los cambios se pueden dilatar en el tiempo, no es menos cierto que son tan inevitables que, puestos a hacer algo, lo más inteligente sería aceptarlos y aprender a asumirlos, controlarlos y vivir con ellos.

El cambio no es necesariamente malo, pero las actitudes ante cambios positivos pueden llegar a ser catastróficas.

En los últimos tiempos, como en pocos momentos antes en la historia, estamos viviendo un auténtico cambio, que no es sino el reflejo de anteriores revoluciones, o evoluciones. Sólo que se está desarrollando en muy poco tiempo, y todos aquellos que no estaban preparados han reaccionado de la peor manera posible. Estamos hablando de la entrada de la era digital, la duplicación de contenidos y cómo afecta Internet al copyright, de ese invento tan absurdo hoy en día como la propiedad intelectual... como si tal cosa fuese susceptible de tener un único dueño y señor.

El copyright es un invento, que incluso en la era analógica resultaba más bien cuestionable, que no ha superado la prueba del avance de los tiempos y se nos muestra como una rígida estructura, que ante la era digital amenaza con derrumbarse sobre todos nosotros, tanto los que lo cuestionamos, como sobre los integristas que lo defienden.

turn down the wall

El copyright, y por ende, la propiedad intelectual se han converdio en dogmas, a más señas, dogmas de fe. Cuando algo no es argumentable se inventa una religión. En este caso el copyright hace el papel de dios poderoso e incuestionable. Cuando ya la ciencia, el análisis sensato, sereno, sin prejuicios, demuestra que algo sencillamente no puede ser, entran los integristas, los dogmáticos, los creadores de nuevas religiones que nos conminan a creer en algo obligatoriamente, pese a que todo demuestre lo equivocado de dicho dogma.

Aunque esta visión pueda sorprender a muchos, si se reflexiona un poco se verán las analogías con otras religiones que no voy ni a mencionar. Ya están las aguas lo suficientemente revueltas.

Pero el peligro con las religiones es que aquellos que las oponen, los librepensadores suelen ser considerados herejes. Y eso muy a pesar del hecho de que son los librepensadores los que han forzado los cambios necesarios y aperturistas de muchas religiones para que, por ejemplo, no quemen libremente a cualquiera que contravenga sus dogmas.

Pero ¿qué tiene de malo ser hereje? En una religión de las clásicas con dioses, mesías, etc ahora ya casi ni se menciona o tiene ya un tinte de heroismo que incluso resulta positivo de cara a la sociedad. No ocurre lo mismo con los herejes del copyright, entre los que me incluyo, pues ni se menciona que seamos herejes, si bien se nos trata como tales. En nuestro caso en lugar de con la hoguera, se nos amenaza con la cárcel, o como mínimo con el descrédito al más puro estilo de McArthy; "si no estás a favor del copyright es que debes de ser comunista".

Al final todo esto ocurre porque no situamos el debate del copyright en su justo nivel; es decir, no se considera que el copyright sea una religión, aunque realmente lo sea como lo es el comunismo o el capitalismo. No hacen falta dioses barbudos caucásicos o con muchos brazos o trompas o tridentes; el dinero o el estado pueden suplir fácilmente a esta iconografía. También lo puede hacer, y lo hace, la propiedad intelectual.

Para los integristas del copyright es ventajoso que la ciudadanía no crea que el copyright se trate de una religión, porque así se puede tratar a los herejes a palos sin las partes negativas de la religión, es decir, el ataque lógico de los librepensadores a sus dogmas de fe mediante la argumentación sensata y cabal. Si no se percibe como una religión, no se percibe que existen dogmas cuestionables, no se percibe que se exige fe religiosa en el copyright, no se percibe, finalmente, que sea algo que se pueda considerar una mentira montada sobre mentiras previas.

river trash

Así pues, los herejes del copyright no somos sino nuevos librepensadores enfrentándonos a otra clase de dogma, de negación de lo evidente, y jugamos con desventaja porque nos dicen locos al afirmar que el copyright se debe cuestionar.

No olvidemos la evolución de las religiones gracias a la lucha de los librepensadores, no olvidemos que en toda religión siempre ha habido sacerdotes que han mantenido toda clase de mentiras sobre su dios con tal de no perder el poder obtenido.

Pero como casi todo en esta vida, se puede y se debe cuestionar, lo mismo que se puede y debe cuestionar la filosofía copyleft. Y estas cuestiones, estas preguntas, estas dudas, situadas en su correcto nivel son enriquecedoras y evitan que caigamos en el error de aceptarlo todo sin más. Porque si aceptasemos todo sin cuestionarlo, todavía veríamos muchas hogueras quemando a gente en las plazas.

En pleno siglo 21, es esencial que se reabra el debate y pongamos al copyright bajo el microscopio. Veremos que no es tan bonito o infalible como algunos prentenden forzarnos a creer. Dejemos nuestra irresponsable credulidad para otras cosas menos serias.

Para acabar y resumir la idea de esta disertación, mencionaré otra frase de Albert Einstein que dice que: "La cuestión más importante es no dejar de preguntar."

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