viernes, enero 27, 2006

Al descubierto la auténtica cara de la SGAE

Al descubierto la auténtica cara de la SGAE

El tiempo va situando a la SGAE en su sitio. No podía ser de otra manera. La codicia sin límites acaba pasando factura.

El tiempo es algo sorprendente. Pasa inexorable y hace que finalmente todo salga a la luz, hace que las mentiras sean descubiertas, que las amables frases y las sonrisas muestren lo que en realidad se esconde detrás.

Los que me hayan leído sabrán que no soy amigo del insulto gratuíto, de hecho se puede decir que no insulto, ya que al fin y al cabo describir a alguien no es insultar, es decir lo que se es. Es así de claro. Y hoy, si bien todo el mundo sabe que aborrezco a la SGAE, he de decir que nuevamente me han vuelto a sorprender desagradablemente. Tanto ha sido así que he sentido la necesidad imperiosa de hacer un paréntesis en mi retiro temporal del activismo internauta para dejar unas líneas a propósito de la última heroica acción de nuestra entidad de gestión de derechos de autor favorita.

Algunos ya habrán leído la noticia de que la valiente SGAE ha obligado a un grupo teatral de discapacitados psíquicos a pagar 518 euros por representar obras con copyright. Y lo han hecho bajo amenaza de llevarlos a juicio a pesar de que de las obras sólo se usara el título de la obra original ya que el resto está adaptado a las capacidades de los interpretes y a que fuese una representación sin ánimo de lucro (no se cobraba entrada, etc, etc, etc).

Ruego a todos que en este punto lean la carta que una amiga, Conchi, ha escrito al respecto: http://www.artistasweb.com/noticias.php?idn=3209 .

Sobra decir más palabras, pero aunque sobren las voy a decir.

La SGAE ahora aduce que todo esto se ha debido a un "error burocrático". Bueno, los errores burocráticos no hacen que un delegado de zona de SGAE amenace con llevar a juicio a una compañía de teatro, para amenazar tienen que saber muy bien lo que hacen... y no cabe el error burocrático "Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien" decía Víctor Hugo (1802-1885), poeta y novelista francés.

Pero sí hay errores políticos: Los de los sucesivos gobiernos en nuestro país y en otros que legislan a favor de organizaciones como ésta, que les favorecen, que les dan cobertura para sus acciones y obedecen a la Organización Mundial de la "Propiedad" Intelectual, gobiernos y políticos pagados de si mismos que en definitiva permiten la existencia de semejante comportamientos, que si analizamos en profundidad se aproximan sospechosamente a los de otras organizaciones que operaban, por ejemplo, en la época de la ley seca en los Estados Unidos. Cada uno que saque sus conclusiones.

Pero Internet se va despertando y la gente que se conecta se va enterando, porque les vigilamos de cerca, porque queremos que la gente deje de ver sólo lo que la SGAE aparenta ser y vean lo que en realidad es. Idem con los políticos a los que votamos y pagamos el sueldo.

Aún nos preguntamos si habrán devuelto eso 518 euros a sus legítimos dueños, o si como el protagonista de "Un Cuento de Navidad" de Charles Dickens lo habrán atesorado en su vasta caja de caudales repleta de fondos que a nadie aprovecharán. O bueno, tal vez a ellos mismos sí, podrá poner un extra más en sus vehículos de lujo.

Sobre los representados por la SGAE tan sólo mencionar la pobrísima imagen que siguen dando los autodenominados artistas y artistas que siguen defendiendo a esta organización y sus formas de actuación. No hemos dejado de avisarles de lo que les ocurrirá si se empeñan en vender su alma al diablo y el que avisa no es traidor.

A la SGAE sólo unas palabras más: Seguid así, ganando amigos, lo hacéis muy bien, seguid con vuestra campaña recaudatoria a toda cosa, os va a durar muy poco y lo sabéis. Dáis verdadera lástima. ¿Queríais respeto? El respeto lo habéis perdido y lo que habéis ganado es desprecio. No puede ser de otra manera porque el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio. El tiempo acaba mostrando la verdadera cara que se esconde detrás de las apariencias.

Escrito por Mario A. Pena bajo licencia Creative Commons (cc) by-sa.

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